Durante los últimos casi 40 años han aparecido diferentes pistas sobre el lugar donde podría estar los restos del tristemente célebre sindicalista, casi siempre difundidas por un oscuro personaje olvidado en alguna prisión. Durante años los federales han rastreado el fondo de alguno de los Grandes Lagos en la frontera entre Canadá y Estados Unidos, diferentes casas de Detroit -en los años 1992, 2002 y 2004-, una granja de caballos en el 2006 y por supuesto la difundida hipótesis del estadio de los Gigants, en Nueva Jersey. La realidad es que James Riddle “Jimmy” Hoffa – el duro y turbio dirigente sindical de los Teamsters condenado por soborno y malversación- desapareció sin dejar rastro alguno en el estacionamiento de un restaurante de Detroit el 30 de julio de 1975. El emblemático líder sindical a sus veinte años ya organizaba huelgas, piquetes y boicots combinados estratégicamente con actividades de presión al margen de la ley.
El fantasma de Jimmy Hoffa parece sobrevolar estos días los puertos de la costa oeste del país inspirando a un pequeño, pero muy poderoso, sindicato llamado International Longshore and Warehouse Union (ILWU) que representa a 20.000 trabajadores portuarios. Una organización sindical con formatos de gestión que recuerda a otras épocas. Al ILWU se lo conoce como un organismo agresivo, forjado en huelgas violentas en los muelles de San Francisco en la década de 1930. Para ser miembro, no basta con solo adherirse. La membresía se gana solo después de años de trabajo llamado “informal”, que implica estar cada madrugada en un oscuro estacionamiento junto a un depósito de chatarra en Wilmington, donde se reparten los empleos de jornaleros en el extremo inferior de la escala salarial. Después de hacer suficientes horas en esta condición, y con el paso del tiempo, se puede aplicar para ser miembro pleno, y de esta forma acceder a una mejora en la estabilidad de horas de trabajo, salario y beneficios. Cuando estas oportunidades de membresía se abren, las colas para aplicar suelen tener miles de personas. Durante décadas estos “señores de los muelles” han ganado muy por encima de un obrero promedio. Su actual contrato paga entre $ 26 y $ 41 por hora, más prestaciones de salud gratuitas para los miembros del sindicato. Algunos ganan seis cifras al año con las horas extras. Su relación con la Pacific Maritime Association (PMA) – la entidad que nuclea a todas las navieras que operan en la costa Oeste – estaba regida por un convenio laboral que ha vencido en Julio de 2014. Desde mayo del mismo año las partes negocian una renovación sin alcanzar acuerdo alguno hasta la fecha. La consecuencia: Los puertos de la Costa Oeste llevan más de 2 semanas parcialmente operativos, lo que ha provocado en el Océano Pacifico una congestión de barcos esperando entrar a puerto que no registra precedentes. Ambas partes se acusan mutuamente de ralentizar deliberadamente la actividad en los puertos para aumentar la presión en la negociación. Las navieras acusan a los trabajadores de dejar que se acumule el trabajo para poder sacarlo los días festivos cuando sus horas son sustancialmente mejor pagadas. Los puertos de San Pedro (Los Ángeles) y Long Beach, que están pegados uno a otro en la bahía de la ciudad californiana, son en conjunto el puerto más grande de Estados Unidos y es la puerta de Asia para el país. Estos dos puertos en la bahía de Los Angeles mueven 14,7 millones de contenedores al año, con una carga valorada en 465.000 millones de dólares. El comercio con Asia representa el 90% de su tráfico. Se calcula que el 12,5% del PIB de Estados Unidos está de alguna manera relacionado a las operaciones de los 29 puertos de la costa oeste, hoy en conflicto. Estos puertos manejan la mitad del comercio marítimo de EE UU y el 70% de las importaciones de Asia. La crisis amenaza con destruir miles de empleos y ya está haciendo un daño importante en las microeconomías agrícolas. Cada contenedor que no se descarga a tiempo se convierte en falta de insumos en la línea de producción, o desabastecimiento en alguna tienda del oeste o del medio oeste americano. Lo siguiente son entregas que no se cumplen, contratos que se pierden, reducciones de empleo y cierre de negocios. La Asociación Nacional de Manufacturas calcula que el cierre de los puertos puede representar para la economía de EE UU pérdidas de 2.000 millones de dólares diarios.
EL comercio marítimo ha crecido exponencialmente en las últimas dos décadas. Los barcos que transportan contenedores son cada vez más grandes y más rápidos. Los puertos enfrentan el desafío de poder manejar la carga de estos buques con eficiencia y rentabilidad. Los puertos de Europa y Asia utilizan cada vez más la robótica y menos estibadores. El proyecto Middle Harbor es el plan de renovación y ampliación del puerto de Long Beach. Demandará 2.000 millones dólares de inversión y aumentará en un 20% la capacidad actual. Las grúas más altas del puerto hoy son de 140 pies. Las nuevas tendrán 165 pies. Esto les permitirá llegar más alto y más adentro para sacar los contenedores de los nuevos mega barcos que transportan hasta 18.000 contenedores. La terminal estará completamente electrificada. No más vehículos diésel. Habrá vehículos-robot sin conductor que moverán los contenedores. Cuando esté terminado, este puerto será por sí solo el cuarto puerto más grande de EE UU y funcionará prácticamente sin estibadores.
El ILWU no alcanza a comprender el alcance de la amenaza para sus miembros. El enemigo no está en los puertos ni en las navieras. El enemigo está en una doctrina antigua y en desuso. En la severa miopía que les impide ver que la extorsión como herramienta de negociación los aleja cada vez más del futuro. La pérdida que el país entero afronta por estos días, será también su pérdida. La cultura sindical sostenida por un puñado de dirigentes aburguesados que con uñas y dientes se aferran a dogmas perimidos son el cáncer de los verdaderos trabajadores. En la era del cambio permanente, donde la única herramienta de reconversión es el conocimiento, sindicatos como el ILWU son el último suspiro de una especie que, como Jimmy Hoffa, se niega a desaparecer.
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